Leo en El País la historia de estos dos chavales que se conocieron en internet, se enamoraron e iniciaron un idilio que retrataron en fotografías. Esto es amor. Veo las fotos y deseo volver a ser ellos por un momento, y me acuerdo de tantas habitaciones de hoteles, de lo emocionante que era estar en ellas cuando éramos novios y sólo de vez en cuando teníamos lo justo para poder dormir en un hotel. Y me acuerdo de una habitación en Diyarbakir, en que cada pata de la cama estaba metida en un cubo oxidado y lleno de agua, para que se ahogaran allí las cucarachas que trataban de trepar a nuestro lecho, y que emergían en procesión desde el agujero en el suelo de cemento del baño, que hacía las veces de retrete y de desagüe de la ducha. Entonces nos bastaba con tenernos el uno al otro, y con la embriaguez que produce la sensación de distancia y el saber que nadie habla tu idioma en aquel lugar, excepto la única persona con la que deseas estar, y en ese preciso momento, a pesar de las cucarachas, ese era el hogar que aún no teníamos y no nos hacía falta nada más que esa distancia de todo, el lugar donde tumbarse, cuatro paredes alrededor, y el mundo quedaba fuera, para los demás.
viernes, 9 de mayo de 2008
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3 comentarios:
Gran idea la de los cubos de agua para evitar a las cucarachas. Aunque no quisiera ser el empleado del hotel encargado de vaciarlos (¿o era self service?)
Estos turcos son unos mañosos. Bueno, unos otomañosos.
Muy bien, pero esperaba que esos momentos pertenecieran sólo a nosotros, y no los compartieras con el mundo!!
Oish, qué hombre este!
:-P
...Cuando nos hacen sentir completos ,el desvencijamiento mas desastroso puede parecer romántico,idílico,onírico de ensueño.....siempre agradecido a esos momentos y buen recuerdo de la compañía. ..es un placer conoceros por este medio,,
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