viernes, 20 de junio de 2008

INVOCACIÓN

Al pinsapo

A la buganvilla que se desbordaba
sobre la mesa blanca
donde nadie merienda

Al pinsapo
que Pepa trajo en una maleta
de su primer viaje a Andalucía

A la manguera enroscada
que lava la arena de los pies
en una mañana de playa

Al pinsapo
que no sobreviviría los inviernos
según pronósticos de vecinos
que desconocen la vida sentimental de las plantas

A las hortensias,
y sus madejas de petalos rosados
entre el zumbido de abordajes
de insectos de colores

Al pinsapo
que creció frondoso
y creció oscuro

A la palmera siamesa de dos cabezas

Al pinsapo
que tapó la ventana,
del vecino que miraba sus zapatos
cuando se cruzaba con Pepa

A los prados de musgo
que brotan de piedras lunares
escogidas en los acantilados
a cambio de una merienda
de suizos y harinados
bajo la buganvilla

Al pinsapo
que refugió a familias de gatos libertos
y levantó las losetas
de aquel jardín
en que Pepa
consultaba sus humores a las plantas

A la yedra caudalosa
que vertí an los balcones,
verde telón frente al portal

Al pinsapo
que cortó en invierno
el presidente de la comunidad
porque el vecino que se miraba los zapatos
quiso mirar al mar
cuando Pepa había muerto

A la pequeña higuera
que nació junto al frontón,
metió sus raí ces por las grietas de la pared
y todo se desplomó.

2 comentarios:

Álvaro dijo...

Tú también te apuntas al autohomenaje, ¿eh? Haces bien. Bonito libro "Playas de Lekeitio y de Marbella". No puedes negar que eres un sentimental.

Fernanda dijo...

mequetrefe.

(Quizá del ár. hisp. *qaṭrás, el de andares ufanos).

1. m. coloq. Hombre entremetido, bullicioso y de poco provecho.